viernes, 1 de noviembre de 2013

Sustracción

Sí...
quizá yo no pueda estar contigo,
porque igual y nunca seré el hombre que quieres:
así, de cabello largo y sedoso,
playeras negras de grupos impronunciables.
Nunca me vas a lavar la ropa,
ni me harás de comer.
Mi madre nunca te llamará "hija"
ni te dirá los secretos
para el guisado de pollo que tanto
te gusta.
Tampoco me vas a ver llorar,
ni yo te veré envejecer y amargarte.
Quizá nunca me dejes ser el padre de tu hija.
Nunca la veré crecer.

No pondremos el árbol de navidad juntos
ni festejar los cumpleaños familiares
y mucho menos llenar la casa de gatos.
Difícilmente me tomarás de la mano
o te colgarás de mi brazo.
Es poco probable,
 incluso que hoy nos quedemos
dormidos desnudos
en esté sillón.

Pero de algo sí estoy seguro:
Y es que me he empeñado en ser
el único hombre que te ate
con sus propias manos,
en tomarte del cuello
mientras te poseo
y brotar un alarido mudo
que sale de lo profundo
de tu garganta.

Y aunque no sea lo mejor
que te ha pasado,
sabré que dirás:

"¡Ese cabrón es el que mas rico
me ha cogido en la vida!"



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