viernes, 27 de mayo de 2016

Radhika


Me bastó con que hayas sido
la más valiente entre las valientes,
la más osada ladrona de versos y de besos tibios.

Me bastó
sólo con ésta maldita incertidumbre
que me asesina con lentitud:
éste albur que es un veneno impregnado
en mis venas que recorre mi cuerpo.
Y a veces el tuyo.

Y nunca quise ser un recuerdo,
mejor ser un amor imposible,
O mejor una herida
para que yo la lama
en los momentos cansados,
como cuando toqué tus brazos o piernas,
y que te den cosquillas hasta el clítoris
(ya sabes que siempre me pierdo un buen rato entre tus piernas)

Me bastaron sólo mis labios
que subieron de nuevo a tus caderas,
y, como una procesión
 llegaron hasta el ombligo, los pechos...

Dios...tus pechos, fruto bendito
de tu cuello.

Me bastaron sólo mis manos como pulpos
recorriendo todo el mapa de tu anatomía
destrozando navíos piratas,
que tenían forma de desamores locos.

Bastó que te mirara 99 veces,
y que me voltearas a ver otras 100 veces en respuesta.

Me bastaron los recuerdos de un futuro
que contamos cada madrugada,
para quedarme por siempre y para siempre
en los cúmulos de galaxias que se forman
la canción de tu risa.

Me bastó muy poco para saberlo.






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