Con el sobrepeso del “no está pasando nunca nada”
la espalda se nos encorva con ese dolorcito debajo los
hombros…
las noticias lo están diciendo todo ahora
y al mismo tiempo.
Mientras tanto yo intento dibujarte
pero no tengo ni el talento
ni los lienzos
ni los pinceles para construir (te) una imagen
que - siquiera – se acerque a las vibraciones de onda
de esos colores que no podemos ver los humanos.
Tales incapacidades me tienen buscando fantasmas
así, en la madrugada, como si nada, y como si todo...
como si no importase lo que ellos tienen
que decir
pero sí importa (s).
Después de las lágrimas, incluso las de cocodrilo
solo quedan mis dedos, para pintar
con acuarelas la bóveda celeste de tus ojos.
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