jueves, 18 de noviembre de 2010

Mi nombre es: Nadie


Soliloquio del hombre común

Mi nombre es nadie
y mi rostro gris,
humo que ensombrece
la sangre del asfalto.

Mi nombre es nadie
mi trabajo es desear,
servicio,
suplicio,
sacrificio.
cuarenta horas a la semana,
algo modesto para soñar,
y es que,
aún me despierto en las madrugadas
con el canto del ave azul y
de una piel dulce
de diecisiete años;
y es que hace unos meses
me he dado a la agónica tarea
de esperar...

Mi nombre es nadie
y busco azarosamente
el paradero de Alguien.
valles de infértiles nimios.
o soñar conmigo
o soñar sin mi,
¿que diferencia hay?
Grisitudes,
porque mi cuerpo,
es ese objeto inanimado
lleno de lugares comunes,
rimas internas,
versos baratos,
donde recae el odio
impactando ciertas gotas de saliva,
y es que,
a pesar de tus gritos
y de tus ruidos curiosos,
estáticas de tempestades efímeras,
letras e imágenes vomitadas
por aquí y por allá,
sigo íntimamente ligado a ti.
Íntimamente

¿ íntimamente?

Como soy Nadie
también debo confesar,
soy un tanto cobarde
sin colores abrazados,
y es que,
prefiero dejar las cosas como están
dar media vuelta
y callar, porque
los jueces siempre ven otra pela,
y luego me preguntan que "¿porque lo maté?"
...
he de responderles, que "fue porque tenia mucho calor"

Mi nombre es Nadie
y mi oficio es consumirme,
consumir,
consumar,
y me quedo atrás,
y otros ocupan ese lugar.
Ahora te toca a ti.

¡Ánda
diles lo que quieran escuchar...!


Ardiendo

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