- ande m'ijo vaya por mis Alitas ...
Mi padre entonces se apresuró a la tienda de la esquina, en aquel entonces costaban 80 centavos, y mi padre traía un peso.
Al regresar mi padre entregó los cigarros al abuelo:
- ¿y mi cambio?
- Es que ya cuestan un peso papá...
- Maaa ¡que diablos!
Y el abuelo jamás volvió a fumar en toda su vida.
El abuelo Don chepo y la abuela Doña Coquina en una de sus tantos aniversarios de bodas
1 comentario:
Muchas enfermedades se convierten en placebos de la inteligencia.Son para ocuparnos en ellas y desperdiciar nuestra sagrada existencia.La gente de "antes"tiene capacidad de decisión, tiene fuerza de voluntad, algo que se ha ido desvaneciendo porque no es conveniente para "los otros".
Esos abuelitos son el tesoro de la humanidad.
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